Catedral de Guadalajara

La Catedral de Guadalajara es el edificio más emblemático de la ciudad, sus torres son símbolo de la perla tapatía y su estilo arquitectónico con diferentes influencias (como gótica, barroca, morisca y neoclásica) la hacen única en el país.

También llamada catedral basílica de la Asunción de María Santísima que es  sede de la arquidiócesis de Guadalajara. 

Se coloco la primer piedra el 31 de Julio de 1561 en presencia de el  Fray Pedro de Ayala, quien fue el segundo obispo de la Nueva Galicia.

Bajo el altar se encuentran las criptas de los canónigos,  en desuso desde la época de la Reforma y hay criptas que datan desde el siglo XVI. 

La Catedral está rodeada por cuatro plazas: enfrente se encuentra la Plaza Guadalajara; en el costado derecho la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres; a espaldas la Plaza de la Liberación (y  espaldas de esta el Teatro Degollado), y por su lado izquierdo la Plaza de Armas.  Formando la cruz de plazas

Las Torres de la Catedral de Guadalajara 

Las torres de la catedral al paso de los años se convirtieron en un icono por excelencia  de Guadalajara, su peculiar forma inspiro a unos cuantos como por ejemplo: Agustín Yáñez y Salvador Novo a plasmarlas muy a su manera en sus obras y las llamaron alcatraces invertidos y barquillos en reposo.  

En el año de 1818 un fuerte terremoto sacudió a la ciudad con el cual  las torres y la cúpula se  derrumbaron. se hicieron otras que también fueron tiradas por otro sismo  en el año de 1849,  fue hasta mediados del siglo XIX que se construyeron las torres actuales por el  Arquitecto Manuel Gómez Ibarra. 

Las torres están construidas con piedra pómez para disminuir peso y  están recubiertas con azulejos de Sayula  en amarillo y azul, únicas en su genero y estilo. 

El tamaño de las torres  es distinto, la del lado norte mide 65.91 metros y la del sur 65.55, esto es porque la cruz que está en el sur  fue encajada más al ser puesta en la punta de la torre. 

Albergan a 16 campanas, la más vieja data de 1661 y la más joven de 1877. 


Arquitectura 

Da ingreso al  edificio tres puertas, la principal con hornacinas  con las imágenes de la Virgen María, San Pedro y San Pablo. Formadas en estilo renacentista con columnas corintias. Un peinetón  que corona el cuerpo principal y enmarca la caja del reloj y en el frontis un bajo relieve dedicado a la asunción de la virgen María (patrona de la catedral). 

Las tres naves constan de seis tramos altos y espaciosos cubiertos con bóvedas y nervaduras de dorados pinjantes. A la misma altura cada nave, en los muros laterales hay redondos pilarones estriados. El interior de las naves se constituye por diversos altares, carece de capillas laterales, cuyos muros presentan arcos rehundidos con altares de cantería, y la capilla mayor es cuadrada. Los soportes son pilares cruciformes con medias columnas de fuste estriado y capitel toscano. Cabe destacar las hermosas pinturas en su sacristía de gran valor como un cuadro atribuido a Bartolomé Esteban Murillo titulado “La Purísima Concepción”, un mural de Felipe Castro llamado “La Disputa del Sacramento”, (copia de uno de Rafael), así como “La Virgen del Apocalipsis” y “San Cristóbal”, de José de Paéz, nacido en 1720. Y sin olvidar la sillería labrada del Coro Capitular.




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